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Hay muchas conductas  que resultan auto- destructivas:

Algunas explícitas: El uso de las drogas, el abuso del alcohol, el exceso o la minimización de la cantidad de comida que se ingiere, las mutilaciones, los cortes y las agresiones al cuerpo, etc.

 Otras implícitas: Las agresiones verbales, los juicios, el maltrato psicológico y emocional, los abusos,  el no cuidado de la salud, la negación de los deseos, etc.

Sea cual sea el modo en que las llevemos a cabo, son sumamente dañinas y ninguna persona las merecemos.  ¿Por qué entonces son tan comunes?

En esta maravillosa manera que tiene nuestro sistema de buscar el equilibrio y de buscar de alguna manera sobrevivir, hemos ido desarrollando distintas dinámicas y algunas de ellas incluyen estas conductas.  La pregunta sería: ¿Qué queremos destruir al llevarlas a cabo? Casi puedo escuchar que la primer respuesta seguro sería : “A nosotros mismos” .

Pues no, en realidad creo que no es así, más bien creo que con lo que queremos acabar es con las circunstancias que nos dolieron, nos confunden o  nos avergonzaron , con las creencias que nos taladran la mente, con los juicios, con las partes de nosotros que consideramos “impuras” o “malas”. Tal vez en el fondo queremos destruir a la persona que nos decepcionó y como no lo podemos hacer, buscamos de alguna manera “borrar” la marca que nos dejó… Podemos querer destruir muchas cosas…..pero nunca a nosotros.

¿Y sabes por qué  lo creo así? Porque no se puede destruir una esencia formada  por el amor, porque no se puede odiar a algo que no tiene cabida para el odio.

Cuando no podemos alcanzar a ver con claridad que lo que hoy se muestra como “maldad” dentro de nosotros,  es en verdad una simple máscara que pretende defendernos, entonces  es entendible que queramos acabar con esa “maldad”.

Abrirme a esta nueva óptica a mí me ha dado la posibilidad de mirarme con mucha más compasión y comprensión.  De respirar y darme cuenta que no soy un demonio que destruye todo a su paso (como mucho tiempo lo creí), sino que soy un ser humano con muchos matices y que no es que me quiera destruir a mí, sino a las partes de mí que me lastimaron.

Hoy he aprendido además, que es solo la fantasía de destrucción, porque en realidad por más que luche contra mis recuerdos, mi historia, mi dolor y mis miedos,  el sufrimiento no acaba, de hecho se fortalece, porque en realidad NO HAY NADA QUE DESTRUIR, todo en nosotros es perfecto, son solo nuestras creencias las que nos hacen pensar lo contrario.

Abrazarnos con todo lo que somos  es dar pasos en pos de CONSTRUIR nuevas historias, nuevos amaneceres, nuevas potencialidades…..

Por más destructivas que parezcan tus conductas, bendícelas y agradece a la parte de ti que quiere acabar con lo que no te permite seguir adelante y ser libre. Date cuenta que no hay nada que destruir, que solo necesitamos actualizar creencias y hacernos conscientes de nuestro infinito poder creativo, nuestra infinita bondad y nuestra verdadera  esencia amorosa.

Me encantaría leer tus comentarios….

Gracias por leerme. Te invito a conocer más de mí en www.adrianaesteva.com  FB Adri Esteva