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Rafa Reséndiz

A pesar de ayer, te sigo amando, no podría dejar de hacerlo a pesar de que junto a mí haya un mexicano que tiene miedo, que se paraliza y que sólo atina a insultar, a escupir su rabia. Que de pronto no ve salida a esta triste y cruel realidad que padecemos por culpa de unos pocos, pero que parecen muchos porque están organizados.

Porque mira impávido cómo muchos de los que nos gobiernan no hacen nada por salvaguardar nuestra seguridad. Porque les preocupa más las próximas elecciones que el presente y el futuro. Porque antaño hicieron alianzas perversas con quienes matan y envenenan a nuestros hijos, con quienes secuestran y venden a nuestras hijas y mujeres.

Por eso, a pesar de lo ocurrido ayer, le susurro al oído y le grito con voz en cuello, que ya es tiempo de que nos organicemos, que hagamos algo por nosotros y por ayudar a quienes en verdad quieren un futuro en paz para todos.

Que ya basta de quejas y lamentos. Que es momento de señalar a los verdaderos asesinos y exigir se haga justicia. Que desde nuestro pequeño entorno trabajemos unidos por acabar con la corrupción, con la impunidad. Que dejemos de engrosar los bolsillos de los malos, dejando de comprar piratería, dejando de dar  “mordida”, de ser cómplices de las injusticias con nuestro silencio.

Que es la hora de la sociedad organizada. Esa que pasa de la rabia y el enojo a la acción. De la frustración a la construcción de un porvenir más claro y justo para todos.

Por eso, México, te sigo amando. Porque creo firmemente en ese compatriota que está a mi lado y porque sé que se limpiara las lágrimas del dolor y la rabia, para ver con claridad cuál es su verdadero papel y actuará en consecuencia.

“México, creo en ti,
Porque si no creyera que eres mío
El propio corazón me lo gritara,
Y te arrebataría con mis brazos
A todo intento de volverte ajeno,
¡Sintiendo que a mí mismo me salvaba!”