5 CLAVES DE UNA FAMILIA FELIZ

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Me gusta mucho ver familias felices, realmente felices, no fingiendo la felicidad. Familias que disfrutan, que hacen planes, que se comunican desde su más pura honestidad, que viven sus valores.

Sufro cuando veo a un niño que es maltratado, a un padre que no es reconocido, a una madre que no tiene otra forma de expresar su amor más que con el control y la manipulación, familias en las que de a poco ya no les queda nada por compartir con el otro. Que triste ver estos grupos familiares en donde los padres no tienen autoridad, en donde hay desprecio por los mayores, en los que se han aplanado los sentimientos “porque en las buenas familias, nadie de enoja, nadie llora, todo esta bien”.

La familia debería ser el lugar por excelencia en donde se cobijan las almas, donde uno puede ser uno mismo, donde se dicen las cosas de frente, el sitio en el que se da fácilmente el abrazo, el apoyo, la ternura y la paz, donde hay planes para disfrutar, crecer, reír, pasarla bien, en la cual el trabajo conjunto los hace mejores, donde se reconoce el esfuerzo, donde hay pasión para hacer las cosas, donde cada día es una aventura.

Una familia feliz es un paraíso en la tierra... una familia feliz es la tierra de cultivo perfecta para que florezcan las habilidades y capacidades, los dones y talentos. Para que las destrezas de cada uno se manifiesten, expandan, crezcan, toquen otros corazones. Una familia feliz ayuda mucho a hacer hijos fuertes, valientes y proactivos, echados para adelante, buenos ciudadanos, gente de bien. 

He observado durante años qué hace que una familia sea feliz y he llegado a ciertas conclusiones que les voy a compartir en 5 claves. 

En las familias felices...

  1. Se dan permiso para expresar emociones y sentimientos. Se acostumbran a ponerle nombre a lo que sienten (alegría, malestar, tristeza, miedo, rechazo, culpa, ternura, cariño, etc.) y sus miembros no se sienten juzgados por expresar lo que experimentan.
  2. Se comunican asertivamente, es decir sus miembros dicen lo que sienten a tiempo, con la persona correcta y en el lugar adecuado. Eligen la manera de hacerlo cuidando los sentimientos del otro. Con ello viven en congruencia, verdad, honestidad. Ser predecibles ayuda a todos a saber a qué atenerse a través de la comunicación no violenta. Reconocen a tiempo cuando algo bueno ocurre a alguien de la familia y lo expresan elogiosamente.
  3. Se promueven y viven los valores a los cuales los padres dan preferencia y no solo se enuncian sino se practican en el día a día. Los valores ayudan a tener una convivencia sana y respetuosa. Entre los valores familiares que se pueden promover está la reciprocidad, cooperatividad, cordialidad, respeto, lealtad, integridad, fortaleza, confianza, responsabilidad, etc. Los que cada familia elija. Todo lo que ocurre a los miembros de casa, bueno o malo, correcto o incorrecto, puede ser utilizado en el aprendizaje de los valores. Lo más importante es vivir en congruencia con las normas y principios que se quieren inculcar en familia. Hay que recordar que el valor más alto al cuál puede aspirar el ser humano es el amor y que si los padres manifiestan su amor entre sí, ese será el mejor regalo para los hijos.
  4. Se practica la aceptación positiva incondicional, que tiene que ver con la empatía, amor puro, ternura, abrazos, bendiciones, contacto físico. Cuando alguien se acepta sin condiciones no hay dobles intenciones. Se quiere a los hijos por lo que son y no por lo que hacen. Eso no significa que no se pongan límites, disciplina, correcciones. Sugiero hacer una vez a la semana una pequeña reunión familiar, en la que no haya celulares de por medio, para decirse cosas lindas entre sí y se hable de los planes personales y familiares. Que se abracen expresando el cariño que sienten unos por otros. Que no haya duda de que todos los miembros de la familia importan y mucho.
  5. Se tienen proyectos comunes de familia y sentidos de vida, significados existenciales, espiritualidad, visión de futuro y liderazgo. Desde el espíritu se perdona, se sale de las adversidades, se trasciende, se deja huella, se compadece. Aquí los valores que se pueden promover son la compasión, trascendencia, perdón, libertad, etc. Hacer oración juntos, rezar en familia, hacer servicio social, planear viajes, etc. son actividades que ayudan  mucho a cohesionar la familia y darle un significado extra.

¿Y tú qué necesitas para tener realmente la familia que quieres o la familia que mereces?, ¿te has preguntado que tenemos que hacer juntos los que vivimos bajo el mismo techo?

En lo personal creo que no es por casualidad, sino para hacer algo grande con esa, la más grande de las bendiciones. 

 

Puedes escuchar a Julieta Lujambio (periodista, conferencista, activista por los derechos de las madres solas y sus hijos) en su programa AUTONOMÍA CON SENTIDO en RetosFemeninosTv en YouTube.

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