Conozco muchas mujeres que comentan: “mi marido no sabe cocinar, no sabe lavar, no sabe hacer compras, no sabe ayudarme con los niños, no sabe cambiar ni un foco”. Estas son la clase de mujeres que tratan a sus esposos como si fueran sus propios hijos. Les dan instrucciones detalladas de cómo vestirse, dónde están sus medias y camisas planchadas, dónde encontrar el recipiente con el almuerzo listo y hasta cómo mezclar el aderezo para la ensalada.
Si un día las escuchas hablar en el teléfono con sus maridos, pensarás que conversan con uno de sus hijos. Las mujeres que se quejan: “Mi esposo no sabe hacer nada sin mí”, son, muchas veces, las más orgullosas y complacientes de que su marido dependa de ellas. Se puede pensar que éstas son mujeres muy devotas a su pareja y a su relación. Pero ésta es una forma solapada de ejercer control.
Si además de las labores del hogar, asumes ser su secretaria, psicóloga, enfermera, niñera, mensajera, tutora y quien soluciona cada problema, el hombre se acostumbra a que no puede dar un paso sin ti y en vez de ayudarlo ¡lo conviertes en un inútil! Esto sólo refleja tu inseguridad y la necesidad de sentirte imprescindible y superior. Es un deseo enfermizo de aprobación constante.
Bueno, y ¿qué les sucede a estos hombres que son tratados como niños? Es posible que algunos resientan este trato y el día de mañana quieran estirar sus alas y salir volando de la jaula. Pero otros, en cambio, no ven nada malo en plantarse frente a la televisión confiados en que todos sus asuntos son atendidos y resueltos.
¡Es hora de romper con el círculo vicioso! Deja de ser su asistente personal 24/7. Métete en la cabeza que no eres su mamá. Y sí, las parejas estamos supuestas a cuidarnos y consentirnos mutuamente pero no para dominarnos, agobiarnos y mangonearnos. Es importante respetar el espacio personal y dejar que la persona con la que te casaste se esfuerce y actúe por ella misma, especialmente cuando se trata de un adulto competente.
Despójate de la dependencia, el poder y el control y construye una relación basada en la igualdad, la intimidad y el amor. Habla y discute con él sus metas como pareja. Motívalo a hacerse cargo de sus cosas. Esto no significa que te desentiendas totalmente de sus asuntos, pero déjalo lidiar por su cuenta y retoma tu verdadero rol: ser su amiga y compañera y, sobre todo, su igual.
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